El espacio explícito
Cortísimo reportaje sobre la Bienal de Arquitectura de Venecia 2018
para revista Habitar | El Tiempo
LA BIENAL
La bienal de arquitectura de Venecia de este año busca señalar, o quizás recordar, que la arquitectura tiene un propósito: la construcción del espacio. Y ese espacio es el vacío delimitado por las fachadas, las paredes y las cubiertas de los edificios: desde parques y plazas públicas hasta el íntimo recinto de una habitación. Ese espacio libre, vacante, es una demostración de la generosidad de la arquitectura y de los arquitectos.
Esta XVI edición de la bienal está dirigida por las arquitectas irlandesas Yvonne Farrell y Shelley McNamara, fundadoras del estudio Grafton Architects. El lema, Freespace, está explicado en un manifiesto escrito por ellas. En el texto, Farrell y McNamara subrayan que todos los proyectos y las propuestas expuestas en el contexto de la bienal deben comunicar la compleja espacialidad de la arquitectura, de esos espacios de los que todos tenemos derecho a beneficiarnos. Así, la bienal debe celebrar la contribución de este oficio a la humanidad y enfatizar el rol de la arquitectura en la coreografía de la vida cotidiana, como el soporte principal para un contacto significativo entre las personas y los lugares. Los arquitectos invitados y las muestras nacionales deben acoger, explicar, proponer o denunciar su propio razonamiento del tema con obras y proyectos de arquitectura.
En un mundo hiper-conectado, en el que ya existen unas cuantas decenas de eventos mundiales con la arquitectura como tema central, la de Venecia sigue siendo la exposición «más emblemática del mundo», la que pasa un calibrador por el estado actual de la profesión. Y, a pesar del manifiesto, el lema dio lugar a interpretaciones diferentes: el espacio libre, o la liberación del espacio, o el espacio para ser libre, o simplemente el espacio vacío. No obstante, el discurso cerrado de los arquitectos, que siguen hablando para ellos mismos y sus colegas, y las limitaciones geográficas, que demuestran que la muestra no es global, confirman la perpetua desconexión de la arquitectura al explicarse al mundo.
ARQUITECTURA EN VENECIA
Durante seis meses, de mayo a noviembre, las exposiciones en torno a Freespace ocupan varias instalaciones de los Giardini y el Arsenale, principalmente; varias muestras nacionales y otros eventos colaterales se distribuyen por toda la ciudad. En los Giardini, se pueden visitar 30 pabellones nacionales, una biblioteca y un pabellón central. Cada edificio nacional es en sí una muestra de la diversidad de la arquitectura del siglo XX. En el Arsenale, 24 países comparten el espacio de una nave restaurada.
Las dos muestras principales, una en el pabellón central de los Giardini y otra en la nave Corderie-Artiglierie del Arsenale, recogen el razonamiento de cien arquitectos invitados por las directoras sobre su manifiesto. El grueso de arquitectos invitados definió ese Freespace a través de su propia obra y proyectos. Aquí, el arquitecto portugués Eduardo Souto de Moura se llevó el León de Oro con la instalación de dos fotos aéreas que presentan la transformación de un antiguo convento en un hotel. La relación entre arquitectura, tiempo y lugar, en un espacio que se preserva al ser usado, es la definición de Freespace de este arquitecto. El estudio belga Architecten de Vylder Vinck Taillieu recibió el León de Plata por la presentación de la restauración de Caritas, una vieja clínica siquiátrica que estaba siendo demolida; estos jóvenes arquitectos unieron el pasado con el presente para dar lugar a un espacio de oportunidad, libre de usos definidos.
El jurado repartió dos menciones especiales: RMA Architects, de India, por su metodología al construir edificios contemporáneos en zonas históricas; y Andramatin, de Indonesia, por su investigación sobre el lenguaje vernacular de su región.
El inglés Kenneth Frampton recibió el León de Oro por su trayectoria profesional, al reconocer su trabajo crítico en la enseñanza de la arquitectura, que ha influenciado a varias generaciones de estudiantes. Frampton destaca por fomentar los valores de la profesión y su rol en la sociedad.
Las presentaciones nacionales recogen la explicación del tema por parte de cada país, con sus propios curadores, proyectos y producción. En este contexto, el pabellón de Suiza, con Svizzera 240 House Tour, se llevó el León de Oro por la escenificación de un recorrido que controla la escala y la organización de los espacios sin habitar de una casa. Y Gran Bretaña, con Island, ganó el León de Plata al dejar vacío el espacio del pabellón y construir, con andamios, un nuevo espacio público en el techo que aparece como una isla en el jardín, un lugar para el refugio y el exilio.
Con tantas interpretaciones del Freespace, esta bienal sorprende a lo largo de todo el recorrido e invita a la reflexión sobre el verdadero trabajo de un arquitecto. «Los arquitectos deben convertirse en chamanes del espacio y ser verdaderamente conscientes de la influencia de ese espacio en los humanos y en los recursos del planeta». Una sentencia en el manifiesto de este año que lo resume todo.